Título: El imperio final
Autor: Brandon Sanderson
Editorial: Nova
Número de páginas: 672
ISBN: 9788466658898
Precio: 19,5 €
Puntuación: 9
Trilogía Nacidos de la Bruma:
1. El imperio final
Durante mil años han caído las cenizas y nada florece. Durante mil años
los skaa han sido esclavizados y viven sumidos en un miedo inevitable.
Durante mil años el Lord Legislador reina con un poder absoluto gracias
al terror, a sus poderes y a su inmortalidad. Le ayudan «obligadores» e
«inquisidores», junto a la poderosa magia de la «alomancia». Pero los
nobles han tenido a menudo trato sexual con jóvenes skaa y, aunque la
ley lo prohíbe, algunos de sus bastardos han sobrevivido y heredado los
poderes alománticos: son los «nacidos de la bruma». Ahora,
Kelsier, el «superviviente», el único que ha logrado huir de los Pozos
de Hathsin, ha encontrado a Vin, una pobre chica skaa con mucha suerte…
Tal vez los dos unidos a la rebelión que los skaa intentan desde hace
mil años puedan cambiar el mundo y la atroz dominación del Lord
Legislador.
Aunque pensaba que con la llegada del verano iba a leer mucho más que durante el curso, la verdad es que he estado en medio de una crisis lectora en junio y julio. Así que para intentar salir, me fui a lo seguro: la fantasía. Y es que
Brandon Sanderson es un autor que no decepciona.
Ya me fascinó con Elantris, la primera novela suya que leí, y ahora lo ha vuelto a conseguir con El imperio final.
Voy a empezar otra vez hablando por el mundo que nos presenta este libro, porque lo he disfrutado como una enana.
Estamos ante
un mundo devastado, donde nada crece o casi nada y todos se encuentran bajo el yugo del Lord Legislador, un ser mágico e inmortal que gobierna desde Luthadel con mano de hierro y que ha esclavizado a los llamados skaa por ser descendientes de aquellos que se opusieron a su ascensión. Del mismo modo, los antepasados de la nobleza son aquellos que le apoyaron en su momento, y por eso se dice que les ha recompensado con un don único:
la alomancia.
Los alománticos poseen una magia muy peculiar: se tragan ciertos metales, los "queman" en el estómago y de ellos extraen poderes.
Cada metal proporciona un poder diferente (influir en las emociones, percibir a otros alománticos, superfuerza...) y no todo el mundo tiene capacidad para utilizar los mismos metales. Se supone que solo los nobles son alománticos, pero algunos skaa con sangre de noble han sobrevivido -a pesar de estar prohibido- y han heredado estos poderes.
Me encanta como este autor consigue crear mundos tan complejos, tan llenos de detalles, con tantas regiones y costumbres diferentes,
con una magia tan bien organizada y con una sociedad y un sistema de gobierno explicados al detalle, sin llegar a ser tedioso en ningún momento.
Hay muchísimas clases de alománticos y cada uno recibe un nombre diferente. Además, la alomancia en sí es más complicada de lo que plantea la sinopsis, pero entrar en materia me ocuparía toda la reseña.
Además, tenemos a los skaa, a la nobleza, a las relaciones entre las Grandes Casas, el Ministerio en el que trabajan los "obligadores" y los "inquisidores"... vamos, que este mundo es rico en matices.
El libro
puede partir de una idea algo típica: una rebelión contra un legislador que oprime el pueblo. Sin embargo,
la forma de llevarla a cabo es totalmente original. Derrocar al Lord Legislador se plantea de la misma manera que se plantean los grandes robos: con un equipo de ladrones en el que cada uno se ocupa de una cosa.
Los protagonistas indiscutibles son Kelsier y Vin.
Kelsier, también conocido como el Superviviente de Hathsin, es prácticamente una leyenda andante. Es un skaa nacido de las brumas, y en el pasado el jefe de una de las bandas de ladrones más poderosas de Luthadel, la capital.
Kelsier me enamoró. Ese aire de grandeza, ese orgullo a veces exagerado, ese carisma, esa forma de darle dramatismo a todo y, al mismo tiempo, de no tomarse nada en serio y de parecer que está siempre de broma.
Y luego tenemos a Vin, que para mí, desempeñó un papel algo más visto. Es la típica chica adolescente que de pronto se ve atrapada en una guerra de la que no sabe nada, joven e inexperta pero con una increíble sensibilidad para la alomancia, y que con el tiempo madura y se convierte en una pieza fundamental para la rebelión. Además, su historia de amor no es que me desagradara, pero a veces me pareció que todo sucedía un poco rápido.
A pesar de ser el primer libro de una trilogía,
no peca de ser demasiado introductorio, para nada.
Tiene bastante acción y la trama avanza a buen ritmo. De hecho,
el final es bastante cerrado. Quedan muchas incógnitas, obviamente, pero en caso de no querer continuar con la saga tranquilos, porque es factible. Personalmente, pienso leer los siguientes porque tengo mucha curiosidad por saber por dónde va a tirar ahora la historia.
En resumen: El imperio final es un genial comienzo de saga, y un nada decepcionante segundo encuentro con este autor. Sin duda pienso continuar con los siguientes para ver qué nos depara esta historia.